Apasiónalos a base de hostias

No, joder, no estoy hablando del cuerpo de Cristo ni tampoco es una entrada sobre El Club de la Lucha

Llega el verano y todo el mundo está de los nervios por las vacaciones, el trabajo, la familia, los partidos políticos… los nervios se notan a flor de piel. Hay mucha adrenalina por descargar y el calor no ayuda así que, ¿qué mejor que hablar de hostias?

Pero ojo, no hostias sin ton ni son. Hostias sin motivo o políticamente incorrectas sino hostias constructivas. Esas hostias que hacen replantearte todo lo que sabías hasta ahora sobre golpizas y sopapos… Hostias mil, el paraíso para los cinéfilos de Terence y Hill.

Chorradas aparte, esta entrada va sobre esas partidas a las que nadie dedica la atención que merecen por considerarlas en exceso simples y carentes de interés desde un punto de vista «purista»: las partidas basadas en combates. ¿Sigues pensando que no he terminado con las tonterías? Pues venga, lee, valiente.

Generalmente, hablando de partidas donde el combate es el elemento principal, nos viene a la mente una sucesión interminable de tiradas a lo loco y sin mucha planificación más allá del «aparece un grupo de orcos, os atacan». Aunque si realmente apetece, esto no es algo malo, lo cierto es que es reducir mucho las posibilidades que dan estas ocasiones.

Una partida o crónica basada en combates no tiene por qué carecer de elementos narrativos. Quizás éstos sean más ligeros o sigan un hilo conductor que aporte una pausa para descansar de un combate a otro. A pesar de que la historia no sea el punto clave, no tiene por qué ser aburrida.

Sin embargo, las partidas basadas en combate pueden explorar un conocimiento sobre las reglas más elaboradas de ciertos sistemas o resultar una experiencia inigualable en cuanto a desafíos estratégicos. Si la partida se realiza sin preparación bien es cierto que se convertiría en poco más que una tirada tras otra que aporta poco más que la realización ante la superación de pruebas basadas en el azar y la puesta a prueba de las hojas de personaje. No obstante, una partida verdaderamente divertida podría consistir en desarrollar una estrategia, por ejemplo, para llevar varios combates en diferentes condiciones o en una carrera de resistencia donde la supervivencia es el premio final para los jugadores (y sus personajes).

Estas son sólo unas pocas ideas que se me ocurren para convertir lo que parecía ser un simple «patada a la puerta seguido de caos, muerte y destrucción» para convertirse en un momento memorable.

¿Has tenido alguna vez partidas de este tipo? ¿Fueron planificadas o lanzadas al aire sin más? ¿Primó la estrategia y el conocimiento de las reglas por encima del sonido de los dados?

Me gustaría saber tu opinión.

Un saludo y un abrazo.

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1 respuesta

  1. 13 mayo, 2016

    […] Apasiónalos a base de hostias […]

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