El lobo solitario en los juegos de rol

Lobo Solitario 1No sé si habrá un solo grupo de juego que no haya tenido un jugador que en algún momento haya sido el lobo solitario del grupo. Lejos de la figura trágica y de la aparente fuerza de voluntad o misterio que pretenda transmitir el personaje, la figura o arquetipo de lobo solitario en una partida de rol no es una buena noticia. Al menos, no siempre.

Planteemos la situación desde el principio. Los juegos de rol son en su mayoría experiencias cooperativas de superación de conflictos. Hagamos hincapié en el término cooperativo. Entonces llega un jugador cuyo personaje es un llanero solitario que no quiere ligarse o atarse al grupo y a menudo quiere separarse del mismo o tomar todas las decisiones por su cuenta. O conmigo o contra mi.

Vale, no siempre la situación es tan extremista, y muchas veces cualquier jugador puede darle ese cariz de lobo solitario a su personaje. No obstante, esta vez nos referimos a personajes cuyo comportamiento en su mayor parte pertenece a esta categoría, especialmente cuando en el juego no casan este tipo de conductas, por el motivo que sea. A partir de ahora nos centraremos en este curioso personaje y en cómo podemos hacer que cambie la forma de encarar la partida ayudado del director de juego y los demás jugadores.

El jugador puede llevar este tipo de personaje por muchos motivos. Quizás necesite reivindicarse de alguna forma o puede ser que simplemente quiera llamar la atención. No entraremos en un ejercicio de psicología sobre las causas. Conviene tener en cuenta siempre que el director de juego tendría que hablar con este jugador tranquilamente a solas o, quizás, con todo el grupo para hablar sobre cualquier problema que de su interpretación surgiera. No obstante, hay métodos un tanto más sutiles para involucrar a su personaje a nivel de partida. Estas no son verdaderas soluciones, sino quizás sólo parches o justificaciones que nunca han de dar de lado a la comunicación entre los jugadores y el director. Vaya esto por delante antes de acometer un problema tan complejo.

A nivel de partida, como se ha comentado anteriormente, podemos encarar el problema de diversas formas. Si en la partida no conviene tener a un personaje jugador que vaya a su aire totalmente, quizás haya que encontrar una manera de suscitar el interés, no ya sólo del personaje, sino el del jugador. Por supuesto, no hablo de poner al personaje en situaciones injustas, que además puede frustrar a su jugador, sino de hacerle ver las ventajas del grupo.

En mi caso, suelo comenzar las partidas con una advertencia que intento cumplir en todo momento, especialmenteCrimsonland marine solitario en algunos juegos donde se me hace importante la colaboración entre los personajes y en el cual sería deseable evitar cualquier puñalada trapera tanto como fuera posible. Que sí, que esto no es una ayuda en partida propiamente dicha, pero ayuda a centrarse a los jugadores y dice ya desde el principio qué tipo de partida puedes llevar.

Las ventajas de llevar un grupo son obvias, tanto para la mayor parte de los jugadores como para el director de juego, evidentemente. Los grupos son más duros, inteligentes y difíciles de batir por los enemigos que los personajes solitarios. A menudo, los personajes solitarios hacen un flaco favor al grupo al sustraer del grupo todo su potencial. Uno de los motivos es otro personaje que añada su fuerza de combate, mientras que la campaña o los enemigos pueden ser diseñados para el grupo completo. También son blancos fáciles para todo tipo de ideas del director malintencionado o simplemente, que busque una oportunidad, al no poder defenderse o salir de las situaciones sin ayuda de sus compañeros.

Incluso en momentos en los cuales un personaje solitario puede parecer estar a salvo, es posible que no lo esté. En caso de meterse en problemas, no dispone de la capacidad de interpretación del grupo completo como por ejemplo para resolver una pista, y en caso de que esté a malas con el grupo, puede ser que no reciba su apoyo ni siquiera en caso de estar junto a ellos al albergar el resto de personajes sospechas sobre él.

Por otro lado, la dinámica del grupo cambia. Los personajes colaborarán mejor entre ellos, mientras que el lobo soldado solitariosolitario se sentirá cada vez más fuera de la partida, en el sentido de su escasa integración con el resto de compañeros; esto puede llevar a que el personaje se distancie cada vez más de ellos. Por otro lado, la interpretación de los papeles dentro de un grupo es enriquecedora. No sólo te permite mover el grupo con mayor dinamismo sin necesidad de parones entre un personaje y el resto del grupo (con el porcentaje de atención que le pueda dar cada director a cada uno de los jugadores o grupos) sino que la interacción del jugador será a la fuerza más escasa. Es cierto, por sí solo un personaje tomará sus propias decisiones, pero también se enfrentará a las consecuencias en solitario. Por el contrario, mientras que el individuos dentro del grupo diluye sus decisiones hasta cierto punto en función del mismo, también es cierto que tendrá más probabilidades de interactuar en una medida óptima con el resto de jugadores y el director, y no sólo con el director como si fuera solo.

Queda una última opción, y es que el personaje no se incorpore al grupo ni por esas. O que el jugador sea demasiado cabezota o pase totalmente de la dinámica del grupo o de las instrucciones del director. En este caso se impone hablar con él, como ya decía al principio de esta entrada. El cómo se lleve el tema a partir de entonces ya es cuestión de cada grupo.

Por supuesto, ya para finalizar, cabe decir que un personaje solitario no es malo en todas las situaciones. Es posible que la partida sólo tenga un jugador y un director, o que sean tres personas en total y sea factible. Incluso es posible o deseable que entre un personaje así y luego vaya integrándose para jugar un poco con las espectativas del resto de los personajes. En cualquier caso, el grupo de juego es el que tiene la última palabra, y el director sabrá o no sacar provecho si el arquetipo encaja o, de lo contrario, poder integrarlo o no en su partida.

Un saludo y un abrazo.

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1 respuesta

  1. 29 abril, 2016

    […] momento (tampoco creo que sea necesario, la verdad). Hace un tiempo que hablé sobre el jugador Lobo Solitario en las partidas. Hoy no vamos a entrar en esos estereotipos, sino en una situación amarga que […]

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