El Margen de las tinieblas (Campaña de La Llamada II)

«The courage of the poet is to keep ajar the door that leads into madness.~Christopher Morley» por Lotus Carroll CC-BY-NC-SA
En el primer capítulo de mi campaña para La Llamada de Cthulhu pudimos leer las aventuras de nuestros cinco investigadores en su primer contacto con el siniestro mundo de los Mitos de Cthulhu. Concretamente, la aventura que vivieron fue el tradicional módulo El Hechizo de la Casa Corbitt, que podéis leer siguiendo el anterior enlace sobre su nombre.
Los investigadores pudieron salir con vida a duras penas del enfrentamiento, y ciertos problemas que surgieron entre ellos podría hacer pensar que jamás volverían a colaborar juntos. Cuál fue su sorpresa al encontrarse de nuevo unidos tan solo tres meses después. Parece ser que un compañero común a todos ellos se encontraba en problemas, y la asombrosa coincidencia (una vez más) quiso que el destino volviera a encontrarles. ¿Con qué siniestro plan? Aún ni ellos mismos serían conscientes.
Uno tras otro fueron llamados al Hospital de Santa María, en Arkham, donde Rupert Merriweather les esperaba ya en lo que vendría a ser su lecho de muerte. Una vez que pudieron intercambiar los primeros saludos, se les concedió pasar a la habitación privada del Sr. Merriweather. Dentro de la habitación no estaría él solo, sino también su desconsolada mujer y un más que orgulloso hijo que les observó con suspicacia. Tras las oportunas presentaciones, Rupert pidió a su familia que abandonara la habitación y pasó a saludar a todos personalmente, aún sin perder la sonrisa, aunque muy desmejorado, casi una paródia esquelética de su pasado ser.
El Sr. Merriweather decidió sincerarse con los investigadores en tanto ahora podía hablar libremente y en confianza. Resulta que en sus tiempos mozos él y unos compañeros habían fundado un club esotérico; nada especialmente terrible, sólo un grupo de jóvenes con ganas de divertirse, y apenas un puñado de muchachos que practicaban la ouija y otros rituales que ellos consideraban inocuos. Un buen día, decidieron hacerse con una vieja granja en Ross’s Corners, donde podrían llevar a cabo sus experimentos en privado, todos ellos dirigidos por un hombre que les sacaba unos años, un tal Marion Allen.
Sin embargo, en cierto momento decidieron llevar a cabo un ritual un tanto más enrevesado, pero de apariencia para ellos igualmente inocua. Cuando completaron al ritual, trajeron al mundo a una criatura de inmenso poder. Asustados, escaparon de la granja y nunca volvieron al lugar, convencidos como estaban de que la criatura se hallaba atada por su mismo sortilegio. Rupert, viendo el final de sus días cada vez más cercano, teme que a su muerte, con la muerte de todos los participantes del ritual, el monstruo quede libre para vagar a sus anchas y provoque una matanza. Siendo esto así, les señala una caja, indicándoles que dentro encontrarán todo lo que necesitan para ayudarle con ese problema. Justo al coger la caja, Rupert sufre un espasmo que cubre de sangre a uno de nuestros investigadores y la sala se llena de médicos, junto a su familia.
En menos de una hora, Rupert ha pasado a mejor vida. Nuestros protagonistas deciden bajar a una cafetería cercana, donde Thaddeus propone ir a un sitio en el que tengan más intimidad y puedan hablar a solas sobre cómo proceder con lo que han encontrado. Les indica una dirección en la que han de reunirse cuanto antes. Todos suben a sus coches y marchan al lugar. Sin que los demás lo supieran, Thaddeus le pide a Alexander Hoffer que pierda durante un tiempo a Steve y Anthony para darle tiempo a solas con la señorita Oudry. Alexander, ahora bajo nómina de Thaddeus, hace lo que le piden y comienza a dar vueltas por Arkham, estacionando en un aparcamiento para intentar orientarse y hablar con Steve.
Mientras tanto, Oudry y Thaddeus llegan a un café de la zona aneja a la universidad, donde piden un reservado para
cinco personas, alegando que esperan tratar unos asuntos importantes y necesitan tranquilidad. Desde luego, el dinero que desliza al dueño le permite conseguirlo sin ningún tipo de problema. Sin esperar a sus compañeros, Thaddeus y Oudry estudian los documentos que se encuentran en su interior, encontrándose también con una pequeña cajita en forma de sarcófago que se encuentra vacía. Sus inscripciones no les permite saber mucho más, pero siguen estudiando el resto de la documentación, incluído un pequeño diario escrito de puño y letra por el propio Rupert Merriweather.
Justo antes de volver a los coches, aún en el aparcamiento, Steve, Anthony y Alexander se percatan de que están siendo vigilados por los ocupantes de un coche sospechoso. En cuanto se percatan de esto, el coche arranca y se marcha. Los investigadores, habiendo perdido al coche, deciden regresar al lugar que les había especificado Thaddeus. Alexander creía, desde la ingenuidad, que Thaddeus pensaba pasar un tiempo de calidad con Oudry, la cual parece no caerle demasiado bien al alpinista austriaco. Después de despejar las dudas de Alexander, Thaddeus expone la información que han recabado a sus compañeros, guardándose una pequeña parte. Cada uno decide entonces tomar una ruta de investigación distinta: Oudry y Thaddeus buscarán en la biblioteca de la Universidad Miskatonic información, mientras que Alexander y Steve irán a visitar Ross’s Corners junto con Anthony.
Oudry decide entonces, mientras que Thaddeus sigue explorando la biblioteca en busca de información, hablar con el Doctor Henry Armitage, ya que parece ser que posee algunos libros bastante interesantes. Armitage se niega a mostrarles los libros de saber sobre los Mitos de Cthulhu, aunque está abierto a compartir su conocimiento en el momento en que intercambian experiencias sobre el tema. Por su parte, Thaddeus también descubre cierta información acerca de la caja. Pasan las horas.
Steve y Alexander van a la cabeza seguidos de cerca por Anthony ya cerca de Ross’s Corners cuando son atacados desde un coche con ametralladoras automáticas. Alexander dispara contra el coche sin éxito en repetidas ocasiones, mientras que Anthony pierde el control del vehículo y vuelca en los márgenes de la abrupta carretera. Herido, se arrastra fuera de su coche. Unos metros más adelante, mientras Alexander y Steve discuten acaloradamente sobre cuál sería el mejor curso de acción, el coche también se descontrola y queda inutilizado en la carretera. Los perseguidores paran algo más adelante y comienza un tiroteo en la que tienen todas las de perder los investigadores, ya magullados y con una potencia de fuego inferior. Tras un intercambio infructuoso de disparos, Steve y Alexander consiguen abatir a sus enemigos como por obra del destino. Sólo uno de los asaltantes, malherido, permanece vivo. Cuando se acercan a él e intentan interrogarlo, muere desangrado. No les queda a nuestros protagonistas más remedio, entonces, que continuar su camino en el coche de los asaltantes.
Thaddeus encuentra información que apoya la veracidad del diario escrito de Merriweather. Con toda la información pertinente ya descubierta, deciden marchar a Ross’s Corners. Tras una serie de idas y venidas de los investigadores, que no se cruzan de milagro, al final todos se reúnen en el pueblo de Ross’s Corners, donde se enteran de que ha habido una desaparición y la gente del lugar se muestra suspicaz con los extraños. Allí mismo deciden ponerse al día sobre las diversas investigaciones. Finalmente, todos juntos llegan a la vieja granja propiedad de Rupert Merriweather.
Al llegar a la granja, se encuentran con el cadáver de un mapache al que parece que han roído la caja torácica y devorado su corazón. No obstante, no hay marcas de dientes, sino que los cortes son totalmente planos. Ya con los nervios a flor de piel, entran todos en la hacienda. Dentro sólo encuentran una caja de puros con dos tarros de polvos extraños, y un fajo de papeles amarillentos, que pareces transcribir el ritual necesario para invocar o expulsar a la criatura. Al poco tiempo de su descubrimiento, oyen un sonido en el sótano. Allí mismo, Steve es atacado por una figura que resulta ser un vagabundo enajenado que, por lo visto, pasó la anterior noche allí. Los investigadores le dejan ir sin más repercusiones.
Nuevos problemas se avecinan cuando aparece en la hacienda el hijo de Rupert Merriweather acompañado por su
abogado. Él les reclama que se marchen de la granja, pues le pertenece a él, y les pide de muy malos modos que entreguen también la caja metálica que tenía su padre y les entregó en el hospital. El ambiente se caldea hasta que Alexander decide sacar su arma y apuntar a los inoportunos visitantes. Una vez que lo hacen, se dan cuenta de que no pueden dar marcha atrás, y los atan, encerrándolos en la parte trasera del coche de los mafiosos que atacaron anteriormente a Anthony, Steve y Alexander. La investigación por la casa prosigue.
Ayudado por sus compañeros, Thaddeus decide investigar el desván. Una vez que abre la trampilla, echa un vistazo y ve una gran cantidad de cadáveres de animales y otros despojos allí arriba. Sin previo aviso, una garra invisible le da un zarpazo, haciéndole caer desmadejado sobre sus compañeros. Thaddeus entonces se da cuenta de la desfiguración a la que la criatura ha sometido a su rostro, aún suspirando aliviado de que no le arrancase la cabeza totalmente.
Los investigadores se disponen a realizar el ritual de protección, con Steve de protector por si algo se torciera y que pudieran evitar cualquier interferencia externa. Los investigadores tienen una conversación con el hijo de Rupert y el abogado para hacerles pasar a la granja y ver a lo que se iban a dedicar, con el objetivo de protegerles de todo lo que pudiera pasarles. El ritual empieza a la hora adecuada, ya entrada la noche. Al principio sólo oyen una pesada respiración sobre sus cabezas, en el desván, mientras prosiguen con el cántico, que no puede parar ni un momento mientras se ejecuta.
Los personajes comienzan a perder la cordura poco a poco, al salir la criatura durante unas horas de la casa. Pasadas esas horas, la bestia vuelve, golpeando con fuerza el suelo del desván. No pasa mucho rato hasta que el cadáver de una mujer pidiendo socorro comienza a aporrear la puerta principal, al cual se une el cadáver del mendigo que dejaron escapar anteriormente. Steve y Anthony deciden entonces encargarse del problema desde la seguridad de la casa. Al destrozar la puerta se dan cuenta de que los cuerpos reanimados no pueden traspasar el umbral gracias a unas medidas de protección que Marion Allen dejaría tiempo antes preparadas en caso de que algo ocurriera. Steve y Anthony dan buena cuenta de los cadáveres mientras los demás prosiguen con el ritual.
Es entonces, en los últimos 15 minutos antes de completar el ritual, cuando la situación empieza a escapárseles completamente de las manos. La criatura aparece casi como un fantasma intangible e invisible (pero parcialmente perceptible) en el centro de la sala. Se soplan los polvos de Ibn-Gazi sobre él, los cuales vuelven visible a la criatura. La cordura de los investigadores penden de un hilo, mientras que sus otros dos atados compañeros la pierden totalmente, incapaces de resistirse mentalmente a lo que están viendo. Los investigadores sufren daños de cuando en cuando, otros son hechizados temporalmente por la criatura. Justo cuando todo parecía perdido, la criatura se disuelve, el piso se llena de su pestilente esencia y se evapora, dejando este mundo… ¿para siempre?
Todos suspiran aliviados. Bueno, no todos, a decir verdad. El abogado y el hijo de Merriweather parecen estar en un estado que varía entre la catatonia y la demencia. Mientras los investigadores se alejan, dejando que Thaddeus se encargue de llevar a un lugar seguro a sus dos presos, los acontecimientos que se desarrollan en el interior de la casa quedan aún lejos de ser pacíficos.
Thaddeus lanza una mirada serena a sus captivos, sabiéndose ya a solas. Saca una daga ritual y se realiza un pequeño corte, acompañado de unas palabras de poder que le nublan temporalmente la visión. Cuando vuelve a ver, se estremece al contemplar la figura de una criatura que ya le resulta familiar. El vagabundo dimensional vuelve su mirada estúpida hacia Thaddeus, esperando sus órdenes. «Mátales» dice él sin vacilar. La criatura agarra por los brazos al abogado, tirando con fuerza de él, que acaba con parte de su columna vertebral y su tórax en el suelo ensangrentada. Tras esto, se vuelve hacia el hijo de Rupert y de un solo golpe arranca su cabeza. Cuando cumple con su cometido, el vagabundo se va como volvió, atravesando el aire, como si de un portal a otra dimensión se tratara. Thaddeus se echa a reír…
Hasta aquí la segunda partida de La Llamada de Cthulhu. En la siguiente entrada hablaré un poco sobre cómo cambiará la partida, dado que realizaremos los preparativos para empezar la campaña de Horror en el Orient Express.
Un saludo y un abrazo.
2 Respuestas
[…] los acontecimientos narrados en El Margen de las Tinieblas, última partida de preparación antes de entrar en la campaña de Horror en el Orient Express, […]
[…] El Margen de las tinieblas (Campaña de La Llamada II) sería la segunda partida para meter a los jugadores en la ambientación del juego propiamente dicha. Durante esta partida, varios jugadores podrían haber salido peor parados de lo que parecía en un principio, pero se consiguió capear el temporal y mostró algunas de las facetas ocultas más interesantes de algunos de sus protagonistas. […]