Freedom Planet. ¿Por qué no había oído hablar de este juego antes?
¿Cómo soy capaz de retomar el blog justo tras la salida de Metal Gear Solid V? Ni yo mismo lo sé, pero aquí estoy tras dos largos meses (y pico) de ausencia. Las pilas cargadas, acabadas las vacaciones, vuelvo al ataque.
Estaba hablando de Freedom Planet, ¿no? Un juego 2D de desplazamiento lateral al más puro estilo de los antiguos Sonic the Hedgehog en su etapa de mayor esplendor: la era de los 16 bits. ¿Y de qué trata? Pues es curioso, porque Freedom Planet nació como un juego fanmade de Sonic, aunque el autor (Stephe DiDuro) junto a su equipo de GalaxyTrail, decidió dejar de desarrollar sobre una obra derivada y buscar la identidad propia de este maravilloso juego. De ahí nacieron Lilac, Carol y otros tantos personajes que pueblan el mundo de Avalice.
Es un juego que me recuerda mucho a aquellos Sonic, pero salvando las distancias, por supuesto. Para empezar, los personajes son totalmente nuevos: la dragona Shash Lilac, la gata montesa Carol Tea y Milla, una joven sabuesa. Entre los mismos personajes ya vemos varias diferencias. Cada uno posee habilidades especiales. Lilac es la más parecida a Sonic, siendo el personaje más rápido. Carol es un personaje de combate que además puede usar su moto para avanzar más rápido y subir por las paredes, mientras que Milla es el personaje más débil y no es capaz de atacar directamente a los enemigos, aunque sus habilidades son mucho más defensivas.
El juego me pareció sorprendente también en otros aspectos. Esperaba un juego de una duración similar a las de los Sonic y me encuentro con algo mucho más largo y, a menudo, difícil. El juego tiene su propia historia que se narra a través de escenas una vez que hayamos completado cada nivel.
No sólo la estética del juego es diferente (con una ambientación basada en el arte medieval de China), sino que además el estilo de juego es radicalmente distinto en algunos casos. Mientras que las fases pueden ser visitadas a toda velocidad, también es una opción más que aceptable la exploración y el combate. Hay momentos en los que el cuerpo te pide salir a todo correr hacia la meta y otros en los que quieres pegarte contra un bicharraco gigante. Pues no temas, de eso vas a tener todo lo que quieras. Cada fase tiene una duración aceptable, y nos enfrentaremos a un mini jefe a mitad del nivel, mientras que el verdadero jefe de la pantalla nos esperará al final, como es lógico.
El estilo de juego, a pesar de que la sensación de velocidad y los loops no estén tan bien conseguidos como en los juegos de Sonic, es bastante placentero en ese aspecto y las fases de acción le da variedad, por no hablar de algo casi inexistente en un juego de estas características: una historia interesante (para tratarse de este tipo de juegos, tampoco espereis algo estilo Heavy Rain). Los personajes tienen ataques básicos y especiales, que son limitados por una barra azul que se va recargando según pasa el tiempo. El sistema de vida consiste en puntos de golpe que se representan mediante hojas rojas, que pueden encontrarse a lo largo y ancho de todos los niveles de juego.
¿Hay anillos al menos? Pues tampoco. Lo que se podrá encontrar son cristales. Comenzamos con una cuenta regresiva de 200 cristales por nivel. Según obtengamos más, menor será el número de cristales necesarios para obtener una vida, que se podrán recolectar ya sea llegando a la cuenta de cero cristales, o liberándolos de sus jaulas.
Eso sí, el juego va haciéndose complicado por momentos. Mientras que los niveles raramente nos causarán niveles, los jefes finales son auténticos bicharracos que nos pueden hacer morder el polvo y perder varios continues. No obstante, no hay nada que temer, puesto que aunque se nos acaben las vidas, tendremos infinitas oportunidades de continuar, y eso reapareciendo desde el último checkpoint que hayamos alcanzado.
¡El juego merece la pena! Si lo queréis probar, existe una demo en Steam. Además, os dejo el vídeo del trailer por aquí.
¡Esto es todo por hoy! Un saludo, un abrazo y hasta la siguiente entrada.
Tertulia friki