La Llamada – Horror en el Orient Express II: Les Fleurs du Mal

The Dark Side of the Moon por Chrismatos ♥90% OFF, sorry CC-BY

The Dark Side of the Moon por Chrismatos ♥90% OFF, sorry CC-BY

Llegamos a París, a partir de aquí, la aventura se comienza a volver más peligrosa y los investigadores se verán muy lejos de su mundo conocido. La anterior partida se puede leer aquí.

Con la misión de rescatar el Simulacro de Sedefkar y los pergaminos, los investigadores llegan a por fin a París, donde podrán tomar el Orient Express finalmente. Sin embargo, tienen algo importante que hacer antes de abandonar La Ciudad de las Luces. Tras los últimos acontecimientos y las disensiones internas que atenazaban al grupo, Thaddeus decide conseguir una instancia en un buen hotel mientras que Oudry, teniendo en cuenta el gasto que podría ocasionarles y sabiendo que el dinero que les dió Beddows no es realmente suyo, se aloja en un hotel distinto y más económico.

El primer escollo al que se enfrentan los investigadores es la entrada a la Biblioteca de París, puesto que no tienen los permisos en regla para entrar de antemano, a excepción de Oudry, que se aseguró de prepararlo todo para su eventual llegada. Una vez allí, conocen a Alyssane Mawson, una antigua alumna del Doctor Smith, que decide ayudar a Oudry con sus investigaciones dado su conocimiento de idiomas, ya que ningún otro sabía apenas más que unas palabras en francés. Thaddeus no pierde el tiempo y se hace con la ayuda de una intérprete mientras tanto, una estudiantes conocida como Elisse. Por intermediación de ella, busca hasta encontrar prácticamente un ejército de estudiantes gustosos de ayudar en sus investigaciones a Thaddeus, a cambio de una jugosa cantidad de dinero, eso sí.

Los primeros días de su estancia pasan con tranquilidad. La búsqueda de información finalmente arroja resultados y habla de un tal Conde Fenalik, que se cree que podría estar relacionado con el Simulacro a algún nivel. Según lo que se cuenta en diversos manuscritos, el Conde Fenalik era un noble conocido por sus perversiones, hasta que fue desenmascarado, sus posesiones quemadas junto a su mansión, y encerrado en un sanatorio mental, el Hospital de Charenton. Su mansión estaba situada en Poissy.

Unquestionable Presence por Annadriel CC-BY-NC-SA

Unquestionable Presence por Annadriel CC-BY-NC-SA

Con esta información, los investigadores se dividen en dos grupos. Por una parte, Steve, Anthony y Alexander buscarán más información sobre la mansión en Poissy, mientras que Thaddeus, Oudry y Alysanne visitarán al día siguiente el Hospital de Charenton. No queriendo esperar hasta conseguir más información, Anthony, Alexander y Steve van a buscar información con la intérprete Elisse al ayuntamiento del pueblo. Allí, tras varias horas, encuentran unos planos con la dirección. Los planos son extraños, la fachada parece una mezcla de todos los estilos arquitectónicos reconocibles y Anthony lo contempla horrorizado. El plano, además, muestra una entrada a un sótano que no figura en otros planos. ¿Quizás se esconda algo allí?

Ni cortos ni perezosos, ya siendo las ocho de la tarde pasadas, Alexander y los demás deciden ir a buscar la mansión, pues cotejando la dirección encontrada en el ayuntamiento dieron con información de que ahora vivía alguien allí. Christian Lorien les abre la puerta y les deja pasar sin dar tiempo a Alexander de acabar su presentación, dado el inclemente frío de la calle. Junto a Christian, una pequeña niña de tres años llamada Quitterie se refugia tras las piernas de su padre. Alexander decide llevar la iniciativa y anuncia a la familia que quieren llevar a cabo una inspección para encontrar ciertos documentos anteriores a la Revolución Francesa que podrían haber quedado entre lo que restara de la antigua casa. Aunque Christian se muestra suspicaz en un primer momento, Steve ayuda con su identificación federal a despejar las dudas del doctor.

Finalmente, Christian invita a los tres investigadores a cenar en su casa, terminando en una velada agradable y relativamente tranquila más allá de los sueños de la niña, que parece ser ha tenido una pesadilla con el hombre del saco, el cual la observaba por la ventana. Se despiden hasta el día siguiente sospechando de la familia Lorien y se dirigen al hotel.

Darkness por Mario Antonio Pena Zapatería CC-BY-SA

Darkness por Mario Antonio Pena Zapatería CC-BY-SA

A la mañana siguiente, Oudry, Thaddeus y Alysanne se dirigen al Hospital de Charenton. Deciden hacerse pasar por un famoso productor de películas, su guionista y la intérprete. Rápidamente, hacen por conseguir una entrevista con el nuevo director, el Doctor Lerroux. En la sala de espera junto al despacho, se deshacen de la secretaria y buscan entre las cajas que había por el suelo algún diario del anterior director. Una vez con ello, pasan al despacho del director, donde le piden su ayuda para acceder a los archivos. Mientras Oudry los investiga con ayuda de Alyssane, Thaddeus solicita al director hablar con sus empleados para conocer más sobre el hospital. Desafortunadamente, sólo uno está dispuesto hablar. Paul Mandrin habla a solas con Thaddeus sobre su trabajo como celador y los horrores del mismo. Declara que encontró a un compañero desangrándose en el sótano del hospital y las últimas palabras del antiguo director justo antes de sufrir el accidente. Oudry descubre en el diario, mientras tanto, que el antiguo director estaba tratando un paciente en el ala privada que no comía y parecía comunicarse en idiomas antiguos que no debería conocer. Ambos solicitan acceso al sótano a Lerroux, pero éste les miente diciendo que está clausurado y es peligroso acceder a él.

Mientras tanto, en Poissy, Alexander, Anthony y Steve se ponen en marcha y hablan con Christian para anunciarles que comenzarán la búsqueda de inmediato. Christian les da una carta, también interesándose sobre su casa, en ella se nombra al Simulacro de Sedefkar y está a nombre de Edgar Wellington, de Suiza, Lausana. No pierden más el tiempo y en cuanto encuentran el lugar, comienzan a cavar descubriendo unos escalones que se hunden en la tierra. Ya por la noche, consiguen acceder al sótano, un poco inquietos con lo cual Anthony lidera la entrada y comienzan a investigarlo. El sótano se trata de un largo pasillo con celdas a ambos lados del mismo, las cuales contienen instrumentos de tortura y esqueletos. La cordura de Anthony sufre un revés al imaginar las horribles torturas a las que serían sometidos aquí a los presos. Al final del pasillo, una luz resplandece. Anthony, Steve y Alexander se acercan hasta descubrir un brazo enredado entre los matorrales cubiertos de flores de preciosos colores y cuyos ramajes exudan un ícor negruzco. Aunque Steve lo identifica como un posible veneno, él y Anthony se disponen a sacar el brazo de entre las zarzas. Alexander, mientras tanto, se percata de que la sala se está cubriendo de niebla, justo a la entrada de la cámara. Aunque hace el intento de salir de ella, una vez comprueba que el tacto de la niebla es sobrenaturalmente frío y húmedo, retrocede asustado.

Rosa en la Oscuridad // Por raanderyan CC-BY-NC-SA

Rosa en la Oscuridad // Por raanderyan CC-BY-NC-SA

Una vez Anthony se hace con el brazo, una brazo como una estatua que parece de porcelana, ligero; la niebla forma un remolino en la cámara cegando a los investigadores unos momentos, y desaparece por el pasillo tan rápido como llegó mientras oyen una risa malvada a su salida. Sin perder más el tiempo, realizan los preparativos pertinentes temiendo que hayan liberado algo al tomar el brazo de la estatua, y entierrran la entrada. Se marchan sin más demora a París.

Alyssane y Oudry siguen encerradas investigando en la biblioteca, aunque sin resultados. Alyssane por fin pregunta qué es lo que ocurre exactamente, y ambas se marchan a la habitación del hotel de Oudry. Allí Oudry revela todo lo descubierto hasta ahora a Alyssane, pidiéndole que tenga precaución, pues podría poner en peligro su vida si les acompañara. Alyssane toma la decisión de acompañarla de todos modos.

Cuando se reúnen los investigadores, Alexander, Anthony y Steve cuentan su descubrimiento a Thaddeus y Oudry. Mientras ellos hablan de lo que encontraron en el Hospital de Charenton. Una vez hablan de sus conclusiones, se dirigen al Orient Express.

A su llegada al andén, se encuentran con una comitiva despidiéndose de Caterina Cavollaro, la famosa cantante de ópera que deja París para actuar en Milán. Un poco más tarde, Thaddeus se presenta a ella y los investigadores pueden pasar una agradable velada con ella a bordo del Orient Express, incluso teniendo la oportunidad de escuchar de ella una improvisación del aria Ritorna Vincitor de la ópera Aida, de Verdi.

Con estas experiencias, acaba la partida Les Fleurs du Mal. Próxima parada: Lausana, Suiza.

Un saludo y un abrazo.

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