La pereza es nuestro peor enemigo

Renuncio // "I Quit": Flipping the Bird por KAZ Vorpal CC-BY-SA

Renuncio // «I Quit»: Flipping the Bird por KAZ Vorpal CC-BY-SA

Quieres empezar una nueva campaña. Genial, te has preparado a conciencia: tienes tus jugadores, la partida, los libros… básicamente has preparado todo lo que necesitas para empezar las partidas y, ¿qué podría salir mal? Si tienes todo atado y bien atado, no deberías encontrar muchos más escollos en tu camino, al menos al empezar. Espero que no os siente como un jarro de agua fría pero aquí está nuestro peor enemigo: la pereza.

Siguiendo con el ejemplo que he mencionado antes, ¿qué podría ir mal? La pereza. Sí, y no tiene por qué ser la pereza del director de juego, sino también cuenta la de los jugadores. Empiezas a preparar la partida ilusionado y con espectativas pero tus jugadores pierden rápidamente el interés y oye, ¡ni siquiera habíamos empezado a jugar! ¿Qué es lo que ha fallado? ¿Habrá alguna forma de solucionar esto? Es jodido, pero allá vamos.

¿La cosa os suena? Joder, espero que no haya sido yo el único que haya pasado por esto. Hace poco hablé de Lex Aeterna y la ilusión de estar preparando la partida pero he visto cómo iba pasando el tiempo y todas las prisas y la emoción ha ido disipándose con la misma velocidad a la que vino. ¿Me estaban engañando? ¿Era yo el único que tenía verdadero interés por el proyecto? A día de hoy pongo en duda esas mismas cuestiones y es que hay, como siempre, mogollón de factores a favor y en contra de cualquier respuesta definitiva.

Pongamos por ejemplo los típicos factores situacionales. Por ejemplo, los de la vida privada de cada cual. Si en un principio uno de los jugadores estaba muy interesado y ahora no lo parece tanto, es posible que se deba a una efectiva falta de interés en favor de otras cosas que podrían resultar más acuciantes. Problemas de salud, sociales o simplemente de tiempo. Lo mismo no estamos de humor para empezar ahora. La cosa es que puede ser que sigan existiendo ganas de jugar pero no sea el momento más adecuado.

Lo más importante para cada cual es su vida personal y eso puede (y de hecho, lo hace) repercutir en los planes que tengamos incluso por muy bien orquestados que nos parezcan. Pensemos que pasaría algo similar si estamos planeando una escapadita de viaje por ahí, o si hemos quedado para ver una maratón de películas o para cualquier otra cosa. ¿Podría esa misma situación ser un impedimento para llevar a cabo esos planes? Entonces poco tiene que ver ya con el rol el asunto, o con la partida en concreto, el problema va más allá de todo eso.

También puede dar la casualidad de que se cambie de opinión en cuanto a realizar los planes que habíamos propuesto. Sin embargo, raro es que sea cosa de todo el grupo llegar a esa situación, es mucho más probable que una o dos personas estén dejando de lado el tema a que lo haga todo un grupo de personas. Si es todo el mundo, lo mismo los jugadores no se han atrevido a llevarte la contraria desde el principio y decirte: «para, que no queremos continuar», o también cabría esperar que los problemas que afecten al mismo sean para todos y no sólo para uno.

Como siempre he recomendado, quizás la mejor estrategia pase por hablar con los jugadores o el director si este es el caso. Hablando con ellos podremos arrojar luz sobre nuestras inquietudes y responder a varias preguntas. ¿Es cuestión de tiempo que el problema se arregle? ¿Podemos hacer algo para superar la situación? ¿El problema es permanente o pasajero? ¿A qué es debido esto? Al final, si la respuesta no encaja, si hablamos de un problema permanente y agotamos las opciones para llegar a resolver la situación es posible que nos veamos frustrados porque nos quedemos atrapados en el inmovilismo más absoluto. La cosa es que tampoco nos «secuestren» estos problemas. Si ya no podemos hacer nada, lo mejor es que apoyemos como amigos y, si el tema va para largo y no queremos esperar, es posible que tengamos que hablar de buscar otro grupo de juego durante un tiempo o indefinidamente.

No hay nada de malo en esta última opción. Pensad que es posible que la gente ya no cuente con tanto tiempo o estemos parados porque no es el interés de todos seguir con los juegos habiendo muchas otras cosas de las cuales preocuparse. Ese no es un motivo para que nosotros renunciemos a nuestro hobby preferido y, en ausencia de lo que nos gusta, podemos seguir como amigos en otros aspectos pero cambiar de grupo de rol, digamos más bien que sería como buscar pastos más verdes que cubran nuestras necesidades en ese sentido. Aún así, aconsejaría también hablarlo con nuestro antiguo grupo para que no piensen que les damos de lado tampoco, y no convendría hacerlo de todos modos, pero tampoco es obligación de nadie quedarse sin algo que le hace feliz porque los demás no quieran o puedan colaborar.

Esa es al menos mi opinión sobre el tema. ¿Vosotros qué pensáis?

Saludos y abrazos.

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