Las discusiones en la mesa de juego.

No es de extrañar que suceda de vez en cuando alguna discusión durante las partidas sobre cualquier cuestión relacionada con las mismas. Tampoco es raro que, de vez en cuando, la discusión sea algo más acalorada o incluso que un jugador se enfade por estas situaciones.

Las discusiones acaloradas son, definitivamente, problemas que hay que atajar en cualquier entorno de juego si la partida ya está empezada. La muerte de un personaje o un detalle que parezca al jugador o jugadores una injusticia puede llevar a que se dé este tipo de problemas.

En un principio, la discusión mesurada y en frío no es algo malo siempre y cuando no rompa el ritmo de juego en demasía. Lo verdaderamente preocupante son aquellas en las que se para la partida en seco, un jugador o director no da el brazo a torcer e incluso puede tener a varios jugadores implicados.

En un principio, estas discusiones pueden evitarse hablando tranquilamente como director o jugador con el que inició el parón en la mesa. Las actitudes diplomáticas y las negociaciones de las condiciones deberían ser los primeros pasos para resolver el problema. Si este persiste, quizás sea momento para que el director u otro de los jugadores apartara a esta persona y hablara con él en privado. Insisto en que en este punto la diplomacia y la negociación son imprescindibles.

Hay que tener cuidado con estos altos también para no dejar a los demás jugadores aburridos. Quizás darle algo para que interpreten o para que decidan mientras sería una buena opción si el caso no es urgente y la persona afectada no está demasiado nerviosa.

Por contra, hay que tener cuidado con este tipo de ocasiones. Si el jugador tiene por costumbre parar la mesa para discutir, quizás le ocurra algo. Para que no te pille desprevenido, conviene hablar mucho y de seguido sobre la partida con tus jugadores. Que sean sinceros es fenomenal para un director porque es el momento donde se pueden corregir los errores. No obstante, es posible que el jugador tenga algún problema de otro tipo y en esos temas no voy a entrar, dejo a vuestra empatía y sentido común el resto.

Si un jugador, aún hablando con él y con el resto del grupo, sigue iniciando las discusiones, quizás sea momento de hablar con él sobre si quiere seguir en la partida. No es una amenaza, pero si el grupo y él va a estar mejor sin jugar, quizás sea el momento de dejar que se vaya.

Ten cuidado sin embargo con ser demasiado permisivo con los jugadores y, especialmente, con jugadores problemáticos que sean agresivos. No son jugadores óptimos para el grupo si explotan de pronto, si chillan y cometen faltas de respeto. En ese caso lo mejor es parar la partida, hablar con él y tomar la decisión si es posible que se repita de que abandone el grupo.

Tienes otro problema serio cuando las discusiones son regulares y cada vez engloban a más grupos de jugadores. Es necesario que te reúnas con todos ellos y por separado para saber cómo solucionar estos problemas. Quizás seas demasiado permisivo o muy inflexible, pero empieza a ser una cuestión tuya o del grupo entero cuando se reiteran las discusiones u ocurren en todas las partidas.

Para ello, te recomendaría un buen intercambio de información con tus jugadores. Quizás lo que falte sea la comunicación. De cualquier manera, de esto hablaré en una próxima entrada en Distrito Digital.

Buenas tardes y un saludo.

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1 respuesta

  1. 13 mayo, 2016

    […] Las discusiones en la mesa de juego. […]

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