Mi musa se ha ido de vacaciones… ella sola.
La historia comienza de la siguiente manera. Estando yo surcando a toda velocidad y sin frenos las aguas embravecidas de internet de golpe y porrazo llegó una idea a mi cabeza como si se hiciera la luz por un instante. Vaya, el blog. Tengo que escribir algo para el blog. Necesito una idea y la encuentro al momento. Una historia, un relato dividido en partes; y cada parte a su vez habría de ser en sí misma épica y humorística a partes iguales.
Decirlo (o pensarlo) es infinitamente más fácil que llevarlo a la práctica y me encuentro ante un espacio en blanco sabiendo lo que quiero expresar pero sin dar con las palabras adecuadas. Me decido simplemente a dejarme llevar y escribir cualquier cosa que se me pase por la cabeza que tenga que ver mínimamente con el tema a ver si encaja algo. Nada, un absoluto fracaso.
Busco alguna imágen que me inspire, me pongo música que pudiera transmitir el mensaje de otra forma. No hay tu tía, oye. Siguen sin venirme a los dedos esas frases que tanta falta me hacen.
Frustrado, borro la entrada. Oigo un portazo y me asomo, pero no he visto que nadie pasara frente a mí. Hay una carta sobre la mesa que dice así: «Te he dejado alguna idea en la nevera, y unas pocas palabras para tu blog donde tú ya sabes. No son muy buenas pero tengo algo de prisa. Me voy de vacaciones. ¡Nos vemos pronto!» Pues vale, ¿y ahora qué hago yo? Muchas gracias, inspiración. No puedo evitar ser irónico en estas situaciones.
A la pregunta de qué he hecho con las palabras regaladas por mi bien amada contesto que ya las estás leyendo. Es cierto que no son muy buenas, pero es lo que tengo ahora mismo. Espero que sepas tener algo de paciencia conmigo mientras espero y al menos te entretenga un rato leerme en esta ocasión.
Se despide (pero sólo por un ratito, nada más),
Sesga
PD: Vuelve ya. ¡Se te echa de menos!
Tertulia friki