Tarde de juegos: Carcassonne
Ya que hemos terminado con las entradas de Sonic, retomamos las buenas costumbres, ¿y qué hay mejor que un buen clásico? Pues eso es lo que os traigo hoy: tarde de juegos. Si sois habituales de Distrito Digital, sabréis que esta sección es para hablar de juegos de mesa, y más concretamente para dar a conocer a otros jugadores algunos jueguecillos a los que he jugado en algún momento y me han llamado la atención. Por el momento, y dado que tampoco es que tenga una ludoteca impresionante (entre mis amigos y yo mismo, se entiende), voy a pasar de comentar juegos que no recomendaría o pasaré de malas experiencias. Más que nada porque no he encontrado algo que no me gustara en cierto punto, y que haya jugado lo suficiente como para censurarlo totalmente.
Hoy quería hablar de un clásico que rescaté hace poco y pude volver a jugar con los amigos. Un juego desde dos a cinco jugadores (y que, de verdad, funciona muy bien a dos jugadores) de una duración aproximada de una horita por partida. ¿Merece la pena Carcassonne? Vamos a echarle un vistazo y a ver qué os parece a vosotros, que sois los importantes aquí.
Carcassonne parte de una premisa muy básica: el tablero de juego es su propio sistema, y nunca verás el mismo en ninguna partida. Por turnos, cada jugador va colocando una loseta que puede contener una pieza de camino, de campo, de monasterio, ciudad o una combinación de varios de ellos. Cada vez que coloquemos esa casilla, podremos decidir si colocamos un meeple (una piececita con forma de monigote que representa a nuestros seguidor, por si no estáis muy versados en la terminología de los juegos de mesa), que nos permitirá ganar puntos. Ahora es donde viene el punto estratégico del juego: los seguidores que tenemos son limitados, y cada vez que coloquemos uno, tendremos que pensar muy bien bajo qué situación hacerlo, puesto que sólo podremos recuperarlo si la construcción en la que se encuentra está terminada. Así pues, si coloco un meeple sobre un camino, o una ciudad, y no la termino, no podré recuperar el meeple y, por ello, no podré usarlo para seguir acumulando puntos. Cada vez que tengamos una mayoría de meeples de nuestro color en una construcción ya terminada, sumaremos los puntos y recuperaremos a nuestros seguidores.
¿Dificil de entender? Pues espero que no, y en partida, el juego es aún más sencillo. Sin embargo, y a pesar de esas premisas facilonas, se esconde un juego con un fuerte componente estratégico. A ver, tampoco es que estemos hablando del Risk o el Alta Tensión, pero la cosa es que el juego tiene miga. La verdad es que da para muchas partidas, y sólo su mecánica puede llevar a que perdamos eventualmente el interés por él. Eso o que lo quememos, que también ha pasado. Junto a estas líneas podéis echarle un vistazo a una típica partida en curso.
El juego en sí además tiene una gran cantidad de expansiones, e incluso mini expansiones, que ayudan a dar aún más variedad al asunto. Y lo mejor de todo es que no son necesarias para jugar. Hay expansiones de todo tipo, desde unas que añaden un río y modifican la forma de juego en base al tablero, hasta otro tipo de meeples como los de la expansión El Fantasma, que te permite colocar un fantasma aparte del seguidor para incrementar la probabilidad de puntuar una construcción en disputa con otro jugador.
Además, también existen otras versiones, como Carcassonne: Cazadores y Recolectores, que nos llevará a jugar el juego en otra época anterior; Carcassonne: Mares del Sur, que vendría a ser una versión con islas y puentes conectándolas, e incluso una versión de Carcassonne: Star Wars.
Poco más que decir de momento. Ya si lo probáis me vais comentando, aunque seguramente que muchos de vosotros ya conozcan el juego y le habrán echado más de un buen vicio.
Saludos y abrazos.
Tertulia friki