Tarde de juegos: Pandemic

La portada de Pandemic es super épica

La portada de Pandemic es super épica

Ya hacía mucho que no volvía a hablar sobre juegos de mesa, y creo que este es el momento perfecto para ello. La verdad, nunca llegué a jugar a Pandemic hasta que conocí la última versión, que me encantó: Pandemic Legacy. Cuando acabe la campaña hablaré de él en mayor profundidad. Por el momento, centrémonos en el original conocido en España como Pandemia.

Es increíble la cantidad de juegos buenos que hay a día de hoy en el mercado. Los hay de todo tipo, y confieso que me gustan muchos de ellos y de mogollón de estilos distintos. Lo mismo puedo hablar de Sushi Go que de Imperial Assault sin sonrojarme. Yo soy así. Y entre mi grupo de juego también he de decir que son juegos que disfrutamos mucho.

Pandemia es un juego simple, de dos a cuatro jugadores en su versión básica, que con un sistema muy simple consigue enganchar lo suyo. En Pandemia, cada jugador tomará al azar el rol de un profesional relacionado con el mundo de la medicina mientras cuatro enfermedades distinguidas por su color se extienden por todo el mapa mundial. El cómo se extienden es muy simple pero interesante.

Una vez situado el mapa en la mesa, uniendo las localizaciones más importantes del globo a forma de tablero, los jugadores empezarán seleccionando el peón de su color y situándolo en Atlanta, donde también estará situado el centro de investigación. Entonces, antes de comenzar la partida, se sacarán una serie de nueve cartas. Las tres primeras colocarán en cada ciudad tres cubitos de la enfermedad al que pertenezca por su situación geográfica. Las tres segundas colocarán dos cubitos y las tres últimas, sólo una.

A partir de entonces los jugadores toman el mando. Cada uno tiene cuatro acciones, a repartir entre varios tipos: una acción podría ser mover a una ciudad adyacente, gastar una carta para volar a la ciudad de la carta, gastar la carta de la ciudad en la que te encuentras para volar a cualquier lugar, eliminar un cubito de enfermedad, construir un laboratorio gastando su respectiva carta o realizar su poder especial.

Cada personaje tiene un poder especial, y lo hay de todo tipo: el médico con una acción de Tratar Enfermedad, que en otro caso sólo eliminaría un cubo de la mesa, en su caso eliminará todos los de un color. Así con todos los personajes. Ayudándose de estos poderes, los jugadores tienen un único objetivo: encontrar las curas para todas las enfermedades. Cuando un jugador ya ha gastado todas sus acciones, roba dos cartas y el tablero se infecta. Se sacan cartas igual al nivel de infección y se pone un cubito de enfermedad en cada una de ellas.

Aquí viene lo interesante: si hubiera que añadir un cubito a una ciudad que ya tuviera tres del mismo color en ella, se producirá un Brote, lo cual incrementará el contador correspondiente y añadirá un cubito de esa enfermedad a todas las ciudades que tengan conexión con ella. Esto es importante, puesto que los jugadores tienen diversas formas de perder la partida: que el contador de Brote llegue al final (que significa que el mundo entra en pánico), que al ir a robar una carta un jugador no queden (significaría que se nos ha agotado el tiempo), o que haya que colocar un nuevo cubito de enfermedad y no quede ninguno (la enfermedad se ha extendido demasiado).

Hasta aquí todo bien. ¿Eso es todo? Ni mucho menos. Al robar una carta, el jugador puede toparse con la situación de que le salga una carta de Epidemia. En esta situación, se sacará una carta de abajo del todo del mazo de Infección y la ciudad que aparezca recibirá de golpe tres cubitos de enfermedad. A continuación, se barajan todas las cartas de Infección en el mazo de descartes y se vuelven a colocar encima, incrementando el contador de Infección, lo cual suele hacer que el número de cartas de Infección por turno que se saquen se incremente, y las enfermedades se vuelvan mucho más peligrosas.

Los médicos están preparados

Los médicos están preparados

Cada partida dura alrededor de una hora, lo cual permite echar varias partidas cuyo complemento aleatorio asegurará que cada una sea distinta de la primera. Diferentes estrategias y personajes para diferentes partidas.

Ahora, aunque el juego es muy divertido, también tiene sus cosas. Es cierto que los turnos son rápidos y el juego es fluido, destilando cierta tensión. Sin embargo, hay dos pegas importantes. La primera, que el sistema de Infección es traicionero. De hecho, es posible que en un solo turno de Epidemia, nos complique en exceso el resto de la partida o incluso nos la haga perder. A esto se le llama efecto canasta, y en muchas ocasiones es inevitable, incluso para los jugadores más veteranos. Por otro lado, el juego se presta mucho al «fenómeno líder»: un jugador que dicta las instrucciones mientras los otros hacen lo que se le ocurra. Si bien es cierto que el juego intenta evitar esto haciendo que las partidas de nivel de dificultad medio y superior cada jugador juegue con sus cartas escondidas, la verdad es que, en la práctica, este método suele retrasar a los jugadores y no evita para nada ese efecto líder.

Sin embargo, el juego merece mucho la pena. Y tiene unas cuantes expansiones muy majas de las cuales hablaré en su momento oportuno. Por el momento eso es todo.

Un saludo y un abrazo.

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1 respuesta

  1. 14 diciembre, 2016

    […] del juego Pandemic (o Pandemia, como se le ha llamado en España), os recomiendo que reviséis esta entrada antes de proseguir. No quiero volver sobre el mismo tema explicando las mecánicas básicas, sino […]

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