Todo ha cambiado

“Todo ha cambiado.”
Las llamas crepitaron con mayor viveza por toda respuesta. Habría sido un atardecer digno de admirar en la ciudad, con las titánicas siluetas de ónice recortándose contra el cielo; si no fuera por las nubes incandescentes y el murmullo sordo de las deflagraciones. Parecía una representación a pequeña escala de lo que aún estaba por llegar, solo que la pequeña escala se trataba de una ciudad con más de seis millones de habitantes. En definitiva, hablo de un paisaje que mirar con el corazón en la mano, acongojado.
“Todo ha cambiado.” –Dijo tratando de recuperar el aliento, la frente húmeda por el sudor, el barro y la sangre. Los claros ojos verdes, enfermos, reflejaban como espejos el sinsentido del cual huían.
“¡No, no ha cambiado absolutamente nada!” –ella era fuego, venganza y muerte. Sus ojos oscuros destellaban con ira bajo el ceño fruncido. Y sin embargo, el temblor de sus piernas traicionaba esa postura orgullosa, una fortaleza que él ya estaba tan acostumbrado a ver.
“En realidad, todo sigue igual. Todo ha sido así desde el principio. Sabíamos a lo que nos enfrentábamos, sabíamos lo que estaba por llegar, sólo era cuestión de tiempo. Pero preferimos apartar la vista pensando que somos tan jodidamente poderosos que jamás llegaría la catástrofe. Sí, siempre la evitamos. Se perdieron vidas de civiles y de nuestros propios amigos por el camino, pero nunca habían logrado darnos un golpe ni remotamente parecido a éste. Hubo algunas veces que estuvimos a punto de fracasar. Aquellas veces que luchábamos desesperadamente por vencer todas aquellas mierdas que parecen sacadas de una mala revista de ciencia ficción. Incluso hubieron algunas ocasiones que seguimos adelante sin esperanzas; sólo teniendo en mente que ya que no podíamos salvarnos a nosotros, nos llevaríamos por delante a cuanto hijo de puta que estuviera suelto como fuera posible.
“¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas aquel asesino que tenía una mirada capaz de parar el corazón? Ese capullo era sigiloso y se había convertido en la pesadilla recurrente de cientos de niños por su habilidad para matar y su originalidad a la hora de destripar y desmembrar a sus víctimas. O aquella parodia de demonio que era capaz de arrancar la voluntad de vivir de sus víctimas y se extendió como un virus por la red de comunicaciones global. Es cierto, escapó, pero podría haber hecho mucho más daño. ¿Y qué me dices de esa cosa que supuestamente era un dios? El dios del asesinato era, ¿no es así? Perdimos a todo un grupo de élite porque tenía el poder de manifestar partes de su reino de depravación en nuestro mundo. Hemos estado muy jodidos, pero esto no es el fin. Aún no.”
Por un momento, él se quedó mirando fijamente el porte de la armadura carmesí en la que iba enfundada. Recordaba todas esas cosas, por supuesto que sí, pero no eran recuerdos agradables de grandes gestas épicas como los novatos pensaban. El mundo es más retorcido y siniestro de lo que la mayoría de la gente puede soportar. También recordaba cómo brillaban las poderosas placas carmesíes la primera vez que ella se vistió con ese formidable traje mecánico que la convirtió en parte de la élite de la organización. Ahora las que fueron superficies pulidas y nacaradas estaban desgastadas y sucias, se apreciaban las muescas y abolladuras de golpes y cortes por dondequiera que pasara la vista.
“Tienes razón, pero sólo en parte. Algo tendría que sobrevenir, pero no imaginábamos que fuera algo de este nivel. ¿El asesino de ojos penetrantes? Sí, claro que lo recuerdo. Es el mismo que logró asesinar a cerca de cuarenta víctimas por todo el continente. ¿Te recuerdo también lo cerca que estuvo de rebanarte la cabeza? Parece que no te acuerdas bien del todo, pero la cicatriz de tu garganta está ahí para atestiguarlo. El virus que infectó tantos y tantos equipos también era capaz de infectar a las personas. Es algo complejo de explicar y más difícil de entender, pero es así, luchamos contra un avatar de la desesperación que se había adaptado a los tiempos modernos. Se nos escapó porque no estábamos preparados y aún no sabríamos cómo defendernos de nuevo si volviera a aparecer. Del mismo modo que no estuvimos preparados para un dios, o demonio, que era capaz de convertir a sus seguidores en peligrosos psicópatas que, por cierto, también tenían unas características muy por encima de la media humana. Esta vez se nos ha ido totalmente de las manos, es un hecho. No hay vuelta atrás. Seguimos luchando porque no sabemos hacer otra cosa, no te engañes. Esto es nuevo y mucho más peligroso. Es el punto de ruptura, bienvenida al fin del mundo tal y como lo conocemos.”
Ella, que hasta ahora había tenido la vista clavada en el apocalíptico panorama, volvió su mirada hasta encontrarse con la de él. Quien tenía en frente en ese momento podría haber pasado por un ser humano normal y corriente, aunque bastante atractivo, pero era en el milagro de la bioingeniería y la cibernética donde residía su verdadera fuerza. Como humano, se saldría de la escala en cuanto a inteligencia, reflejos y fuerza. Sus argumentos, sin embargo, estaban tiznados de miedo y autocomplacencia en su particular sentimiento nihilista. Aunque siempre había sido un pesimista (él prefería llamarse a sí mismo pragmático), estaba empezando a perder el control. Y esa no era una buena señal.
“El hecho es que estamos aquí, vivos. ¿La vida de cuántos críos salvamos en el caso de los asesinatos? Ese caso lo cerramos, nunca se volverá a repetir. No te digo que no tengas razón con lo del virus informático extraño ese, pero sí nos dio tiempo a observarlo y aprender de él. Ahora somos más inteligentes y estamos mejor preparados, no creo que sea una amenaza inmediata. Quizás nunca vuelva a serlo. El dios de pacotilla está ahora en nuestro poder, y estamos tratando de entender qué es, cómo es y por qué es. Aprendimos de él, y conseguimos capturar a un dios. ¡Un dios, que se dice pronto!
“¡Mira todas las cosas acojonantes que hemos logrado! No ha podido ser todo en vano. No creo en el destino pero sí creo en la humanidad como raza. No vamos a ser simplemente asimilados en el proceso y tiene que haber, a la fuerza, algo que se nos esté pasando y sea la clave para acabar con esta locura. Estamos mirando directamente a la cara a una amenaza que ha puesto en alerta al mundo entero. Bueno, ¿y qué? ¿Nos tumbamos en posición fetal y nos ponemos a llorar, como estás haciendo ahora tú mismo? ¡No me jodas! Lo que ha pasado antes eran pruebas, era el entrenamiento. ¿Estás preparado para jugar la gran final? Pues si tú no lo estás, ¡yo voy a por todas! Quédate aquí compadeciéndote tanto como gustes. Yo me voy a joder a estos cabrones por ti, por mí y por el resto de la humanidad. Ahí te quedas, pringao.”
No terminó la última frase cuando ya se encontraba en el camino de vuelta al campo de batalla. Él se sentía inundado por esa sensación febril de orgullo y coraje que ella le inspiraba. Se ajustó los guantes a la muñeca y corrió tras ella. 
No sería fácil, ni bonito. Quizás no tuviera un final agradable, pero era su mundo. Y para quien intente destruir nuestro hogar, a nuestra familia: sólo queremos que sepas que no nos andamos molestando con advertencias. Nuestro lema es simple: si lo rompes, lo pagas.

También te podría gustar...

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

La legislación española obliga a nuestro blog a mostrar este molesto mensaje. Si continuas navegando consideramos que aceptas el uso de cookies. Si quieres saber más sobre la política de cookies, pincha en el enlace para más información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies
A %d blogueros les gusta esto: